Llegó, apurada, pisándose los talones a sí misma, desesperada y ansiosa. Giró 360º sobre sus pies. Miró derecha e izquierda. Y allí había ... una puerta abierta. Tras la puerta; sombra. Corrió hacia ella, presionó el interruptor y no había luz.
- ¡Baño de mierda! - exclamó.
¿Y de qué otra cosa podía ser?
2 comentarios:
Muy Bueno el Blog.
Saludos,
Ric
El baño ha estado a la altura de lo esperable, creo yo.
Besos
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