miércoles, 4 de marzo de 2009

Tozudo

El verano se sale a borbotones de tu falda. Si quieres, quizás te eche una mano y te lleve al caminar. Si la piel no se me vuelve sonrojada, niña, te echo una mirada y te coqueteo al cantar. Parece que voy pisando nubes. ¡Qué cosa! Ojalá que tu perfume no me cause confusión. Que mira que ya he tropezado mil veces y la piel se pone carne de gallina cuando oigo la canción que te roba el sí de mil aristas. Quizás hasta me haga trapecista con tal de verte sonreír. Lo siento, mariposas en mi vientre ya no puedo prevenir. Me dicen que parezco un pobre borracho, que solo me la paso y me doy dando coscachos, mirando montes inexistentes de cien colores de ancho. Me dicen: "¡Ei! Muñeco de madera ... vete caminando por esa misma ladera y no vuelvas nunca más". Soy la vergüenza del poblado. Pues que les den por donde no ha visto su madre lo que esconden los mal hablados. En el manicomnio ya me podían encerrar, que ni el loco más tarado del país se queda sano al ver pasar tus piernas de ritmo escabroso. ¡A mi que me entierren en un foso! Hermosura ya me puedo yo morir, que las venas se congelan a tu paso... las arterias, ¡qué decir! Ya no se como explicar este revuelo, son polillas que se anidan cada noche en mi suspiro de agujeros. ¿Qué haces que no puedo evitar dar un giro cada vez que me rozas? Eres la moza que en el sueño se me viene a colar. Te dejo entrar gratis en cada oscuro y me cuesta un millón de duros evitar emocionarme. Decidido tengo el panorama, ¡contigo voy a casarme! Y aunque cueste un centenar de años, te perseguiré hasta el cansancio: de dolor me has llenado la esperanza y de alegría el rechazo. Y no te engañes, que cada 'no' tuyo ... me lo vivo enamorado.

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