domingo, 14 de diciembre de 2008

Pisando fuerte


Estoy convencida de que la personalidad de una mujer se lee en los zapatos. Da lo mismo cómo se vistan: si el zapato está mal escogido, todo el modelito se estropea. Así también el carácter de la mujer. Por muy guapa que sea, si tiene mala leche ... mejor ni acercarse. Es curioso cómo un simple complemento puede completar o arruinar a una persona. Tengo que hacer una confesión: muero por los zapatos. Soy una adicta. Si me convencen, me los compro, aunque no los necesite. Cada una tiene su punto débil. Hay mujeres que no pueden resistirse a los pendientes (gracias a Dios ya me rehabilité de esa adicción).
Los hombres pensarán: lo más normal es que les gusten los zapatos cómodos. Pues depende. Los dichos "quien lo quiera celeste, que le cueste", "para ser bella hay que ver estrellas" y "para presumir hay que sufrir" no se escribieron por casualidad. Hay zapatos de tacón cómodos y zapatos planos muy incómodos. ¿Recomendación? Ser Cenicienta a la hora de comprar calzado. Si el diseño convence y se está dispuesto a sacrificar comodidad por belleza, el premio es suyo.
Es increíble cómo hasta los zapatos modifican la manera de caminar. Si son demasiado cómodos, las mujeres se relajan y caminan como si tuviesen una barriga de 2 toneladas de capacidad. Abren las piernas, giran los pies hacia el exterior e inclinan su espalda hacia atrás. Sin desmerecer a las embarazadas, pero ellas son un claro ejemplo. Al estar embarazada es impensable llevar zapatos de tacón. Hay que llevar zapatos cómodos ... zapatillas de dormir a ser posible. Cuanto más cómodos, más se arquean las piernas. Todo un espectáculo.
Después está el extremo opuesto: los figurines con tacón. Cuando una mujer usa taco alto, se cree Tyra Banks, Claudia Schiffer, Giselle Bundchen o cualquier otra top model. Como decía una querida profesora de castellano del colegio, caminan como Drag Queens: mirada al frente, con la cabeza un poco tirada hacia abajo y cada paso que dan tiene que ser cruzado. En vez de caminar normal, como el resto de los mortales, la necesidad de cruzar una pata delante de la otra es inevitable. Hay quienes se atreven a hacer morritos. Para mí es sobreactuación: nadie transita como si el asfalto fuese una pasarela. Las hay también quienes se atreven a mover las caderas cual J-lo sobre un escenario. Aunque existe esa inseguridad de saber si habrá alguna piel de plátano plantada en medio de la calle (ese pensamiento es tan ficticio como las poses utilizadas para modelar) y cada dos por tres están pendientes de ver si es que van "pisando fuerte".
Sea cual sea el tipo de zapato que se utilice, las mujeres saben cómo comerse el mundo ... incluso con zapatos.

3 comentarios:

AleMamá dijo...

Pa'variar...¡excelente! me he reçido con ganas con tus descripciones fruto de la observación inteligente.
Besos

Anónimo dijo...

Que buenas fotos para complementar tus escritos!!
de donde las sacas??
Besotesss
Vale :D

Nosoytuchacha dijo...

La verdad es que es ir buscando por internet. Aunque uno va más o menos con la idea de qué foto poner. Gracias por postear!
Ale! Qué bueno que te hayas reído con el artículo. Un besazo enorme y mil gracias por recomendarme en tu blog.