jueves, 10 de julio de 2008

Voy a tocarte ... toa


Pensaba que lo había visto todo en relación a extravagancias. Me equivoqué, como siempre suelo hacerlo.
Hoy fui a mi clase de baile entretenido en el gimnasio (una hora intensa de baile más una hora intensa de yoga). Venía un profesor que yo no conocía y que había estado de viaje. ¡Qué bien! - pienso - una nueva coreografía.
Miro hacia la puerta y entra un tipo bajito, moreno, de nariz respingada ... tiene quizás 30 años, aunque dudo que más. Se saca el abrigo, pone la música y empieza el espectáculo. Literalmente un circo. El tipo (muy macho) se movía como una mujer: sacando "pesho", haciendo un movimiento sexy de cadera y con delicados gestos de mano. Me reí para mis adentros ... no me pude contener la risa: too much. Y cuando pensé que empezaba la diversión, empiezó a sonar "la" canción. ¡Ahora tenian que ponerla! Van a tocarnos a todas y nos van a hacer señoras en esta clase de baile ... tengo que admitir que por una milésima de segundo me dieron ganas de no bailar. Pero le di una oportunidad a cambiar el significado de la canción. Y me divertí más que nunca. Sobra decir que el contenido sexual de la coreografía rozaba el límite de la ordinariez; pero me reí. Parece que hacer deporte sí te pone más contento.
Cuando pensaba que el profesor no podía llegar a hacer otra cosa más estrambótica ... me volví a equivocar: a mitad de una canción saca una especie de manga de vuelos de colores fosforescentes y se la pone en el brazo cual rumbera con frutas en la cabeza. Jajajaja, aún me rio cuando me acuerdo de la imagen. Lo más divertido es que la clase está llena de mujeres casadas de 40 años por lo menos que le siguen el juego dichosas. Tendríais que haber visto la clase anterior, que la dio un negro sabrosón (casado, le vi la argolla ... lo siento Papita) y poco más y me resbalo con la baba que las señoras iban dejando en el piso de madera.
Ya al final de la clase, donde parecíamos más tomates meneando el trasero que mujeres bailando coreografías, Luis Alberto puso la canción "Men, I feel like a woman" de Shania Twain. El maestro cubano, todo sudoroso a esas alturas del partido, era una más entre todas. Terminé concluyendo dos cosas: que el tipo si no era maricón era muy buen actor y que no hay nada mejor que un profesor de baile afeminado o al menos que lo aparente.
Hay que admitir algo, no todo es negativo: mueve el pandero mucho mejor que yo y tiene un ritmo de la leche. Quizás por eso vuelva a su clase la semana que viene.

1 comentario:

AleMamá dijo...

Sí, hacer deporte o bailar hace feliz; las endorfinas, linda, tu sabes....

Lo de las letras ordinarias y sensuales es verdad, y lo que hay que hacer es No escucharlas, sólo aprovechar el ritmo que es sensacional.

¿Por qué será que estas canciones rotas son tan buenas para bailar?

Que te vaya bien en tu gimnasia.